Una vida más casi ha sido destruida por quien debió protegerla. Esta meditación trata de poner palabras a las voces silenciadas de muchos niños que han sido vejados y por muchos que aún viven con miedo soportando una horrible realidad que debemos cambiar.

"Es probable que últimamente hayan escuchado hablar de mí, no conocen mi rostro, solía sonreír mucho, pero ahora está lloroso; no conocen mi nombre porque solo muestran las iniciales de él; pero creo que es lo mejor porque me da vergüenza de que lo sepan. 

No sé cómo explicar lo que me pasó; no recuerdo bien cuando empezó. Yo apenas estaba saliendo de la infancia; y estaba aprendiendo a confiar; empezaba a hablar de las cosas que hacía y recién me abría a contar mis sentimientos. Cuando quise hablar de ellos no me dejaron, intenté hablar de lo que me pasaba; de ese extraño juego de papá; quise hablar de cómo me sentía, pero él me prohibió hacerlo; y como lo amaba callé.

Quise hablar con mi mamá pero parecía no escuchar mi voz; llegué a pensar que solo yo escuchaba mi voz e incluso todos aquellos gritos que di. Recuerdo que algo llegué a contarle a mamá; pero ella se enojó conmigo, me culpó y me hizo sentir culpable; me dijo que callara que mi papá iba a enojarse e iba irse; me dijo que iba dejarnos solas con nuestros hermanitos. Mamá me dijo que calle y así lo hice, no quería que papá se fuera.

Papá y yo seguíamos jugando; siempre aprovechaba que mi mamá no estaba. Después de tanto “jugar” mi cuerpo empezó a cambiar; todos me miraban con pena, a veces lloraban y yo también, pero no sabía por qué. Han sacado un niño; un niño ha crecido en mí. Me pregunto ¿Cómo pudo pasar si yo apenas soy una niña?, tengo miedo y quiero un abrazo de mi mamá. Yo nunca quise esto. He llegado a pensar que todo esto sea una pesadilla; ¿Díganme, lo es, despertaré algún día para poder jugar con mis muñecas o saldré a jugar con mis amiguitas al parque, podré volver a vivir en mi casa con mi familia y no en un albergue?; estás personas que me están cuidando son buenas pero que no las conozco; yo extraño mi casa.

He empezado a sentirme triste y no sé por qué; mi mamá y algunos familiares me han visitado; Siento que algo ha muerto en mí, me siento diferente, será también esa la razón por la que me miran diferente. No entiendo qué pasa, no entiendo porque me culpan de que mi padre esté preso, algo así me han dicho; no entiendo por qué no puedo ser como las otras niñas. Yo solo quiero vivir, solo quiero ser una niña otra vez".

Psic. Yefer A. Torres Gonzales